Se rompe el silencio
Con lúgrube marcha
Anuncian el timbal y tambor
A Jesús Nazareno.
En la plaza de la Iglesia
Erguido y sereno
Le susurran las cornetas
Entre redobles secos
Por las comisuras
De los labios sangra
Jesús con majestad
Sufre el tormento
Sólo y abandonado
A su suerte ingrata.
|